miércoles, 29 de agosto de 2018

El medio y el mensaje

«Los efectos de la tecnología no se dan en el nivel de las opiniones o los conceptos», escribió McLuhan. Más bien alteran «los patrones de percepción continuamente y sin resistencia»





McLuhan comprendió que siempre que aparece un nuevo medio, la gente queda naturalmente atrapada en la información —el «contenido»—… las  noticias  del  periódico, la  música de la radio,  los programas de la televisión….  La  tecnología  del  medio,  por muy deslumbrante que pueda ser, desaparece detrás de todo aquello que fluya por él  —datos,  entretenimiento,  educación,  conversación—.
Los términos de la discusión han sido prácticamente iguales para cada medio informativo nuevo, retrotrayéndose al menos hasta los libros salidos de la imprenta de Gutenberg. Los entusiastas, con motivo, alaban el torrente de contenido nuevo que libera la tecnología, y lo ven como una señal de «democratización» de la cultura.  Los escépticos, con motivos igualmente válidos, condenan la pobreza del contenido, observándolo como una señal de «decadencia» de la cultura.
Internet ha sido el último medio en suscitar este  debate.  El  choque entre entusiastas web y escépticos web…  se ha polarizado como nunca, con los primeros que anuncian una nueva era dorada de acceso y participación y los segundos que presagian una nueva era oscura de mediocridad y narcisismo.
Lo que no ven ni los entusiastas ni los escépticos es lo que McLuhan sí vio: que, a largo plazo, el contenido de un medio importa menos que el medio en sí mismo  a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos.
Nuestro foco en el contenido de un medio puede impedirnos ver estos efectos profundos. Estamos demasiado ocupados, distraídos o abrumados por la programación como para advertir lo que sucede dentro de nuestras cabezas. Al final, acabamos fingiendo que la tecnología en sí misma no tiene mayor importancia. Nos decimos que lo que importa es cómo  la  utilizamos.
Cada nuevo medio, entendía McLuhan, nos cambia.  «Nuestra respuesta convencional a todos los medios, en especial la idea de que lo que cuenta es cómo se los usa, es la postura adormecida del idiota tecnológico», escribió. El contenido de un medio es sólo «el trozo jugoso de carne que lleva el ladrón para distraer al perro guardián de la mente». La pantalla del ordenador aniquila nuestras dudas con sus recompensas y comodidades. Nos sirve de tal  modo  que  resultaría desagradable advertir que también es nuestra ama.
Las ventajas de tener acceso inmediato a una fuente de información tan increíblemente rica y fácilmente escrutable son muchas, y han sido ampliamente descritas y justamente aplaudidas. Los  beneficios son  reales.  Pero tienen un precio.  Como  sugería McLuhan, los medios no son sólo canales de información. Proporcionan la materia del pensamiento, pero también modelan el proceso de pensamiento.
Y lo que parece estar haciendo la Web es debilitar mi capacidad de concentración  y contemplación.  Esté online o no, mi mente espera ahora absorber información de la manera en la que la distribuye la Web: en un flujo veloz de partículas. En el pasado fui un buzo en un mar de palabras. Ahora me deslizo por la superficie como un tipo sobre una moto acuática.
Pareciera que hemos llegado, como anticipó McLuhan, a un momento crucial en nuestra historia intelectual y cultural, una fase de transición entre dos  formas  muy  diferentes  de  pensamiento.  Lo que estamos entregando a cambio de las riquezas de Internet  —y  sólo un bruto se negaría a ver  esa riqueza—  es  lo que Karp llama  «nuestro viejo proceso  lineal de pensamiento». Calmada, concentrada, sin distracciones, la mente lineal está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados, frecuentemente solapados  —cuanto  más  rápido,  mejor—.
Fuente: What the Internet is Doing to Our Brains, 2010, Nicholas Carr.
Selección: M.T.M.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Experiencia óptima

" Cuando realizamos una acción en un terreno que dominamos bien, sea actividad artística, artesana, deporte, hobby o bricolage, jueg...