Desde libro
de Donald Norman,
EL DISEÑO EMOCIONAL. Por qué nos gustan (o
no) los objetos cotidianos.
“… Si bien
el nivel visceral constituye la parte más sencilla y primitiva del cerebro,
es sensible a una gama muy amplia de
condiciones, que vienen determinadas
genéticamente, dada la lenta evolución de las condiciones a lo largo del
decurso temporal de la evolución. Todas ellas tienen, sin embargo, una
propiedad en común: la condición puede ser reconocida simplemente a través de la información aportada por los sentidos.
El nivel sensorial es incapaz de
razonamiento, de comparar una situación
con lo acaecido en la historia
pasada. Funciona a través de un esquema que la ciencia cognitiva
denomina reconocimiento o
«equiparación de patrones».
“…Aquellas situaciones y objetos que, a lo largo de nuestra historia evolutiva, nos han deparado comida, afecto o protección dan lugar a un afecto de tipo positivo.
• Lugares con una luz cálida y confortable.
• Clima templado.
• Sabores dulces y olores agradables.
• Colores brillantes y muy saturados.
• Sonidos «relajantes» y ritmos y melodías
sencillos.
• Música y sonidos armoniosos.
• Caricias.
• Rostros sonrientes.
• Golpes rítmicos.
• Seres humanos «atractivos».
• Objetos simétricos.
• Objetos redondeados y suaves.
• Sensaciones, sonidos y formas «sensuales».
“… De manera
análoga, a continuación citamos algunas
de las condiciones que parecen
producir automáticamente un afecto negativo:
• Cumbres y lugares altos.
• Ruidos fuertes, inesperados y repentinos o
luces brillantes.
• Objetos que «se vienen encima» (objetos que
parecen estar a punto de golpear al observador).
• Un frío o un calor extremos.
• Oscuridad.
• Luces
extremadamente brillantes o ruidos muy fuertes.
• Un terreno vacío y llano (desiertos).
• Un terreno muy lleno (bosques, junglas o
selvas).
• Muchedumbres o multitud de gente.
• Olores a podrido o alimentos en descomposición.
• Sabores amargos.
• Objetos afilados. ·
• Ruidos
abruptos y ásperos.
• Ruidos
chirriantes y discordantes.
• Cuerpos humanos deformes.
• Serpientes y arañas.
• Heces humanas (y su hedor).
• Fluidos corporales de otros seres humanos.
• Vómitos.
“…. Algunas
de las cosas citadas aún son tema abierto de debate, y probablemente será
preciso añadir otras. Algunas son políticamente incorrectas en el sentido de
que parecen producir juicios de valor sobre dimensiones que la sociedad ha
estimado irrelevantes. La ventaja que los
seres humanos tenemos respecto a otros animales es que disponemos de un
potente nivel reflexivo que nos permite dominar y superar los dictados del
nivel visceral, puramente biológico.”
.

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