« Ninguna acción posee por si misma una calidad sicológica inmutable. Su significado puede ser alterado colocándolo en contextos diferentes. »
Fuente: Stanley Milgram, Obediencia a la autoridad, 1973.
" La obediencia es el mecanismo psicológico que hace de eslabón entre la acción del individuo y el fin político. Es la argamasa que vincula los hombres a los sistemas de autoridad. Tanto hechos de la historia más reciente como la experiencia de la vida de cada día nos hacen pensar que para no pocas personas la obediencia puede ser una tendencia de comportamiento profundamente enraizada, más aún, un impulso poderosísimo que pasa por encima de la educación ética, de la simpatía y de la conducta moral
" Los filósofos conservadores arguyen diciendo que la construcción misma de la sociedad se ve amenazada por la desobediencia, y que incluso cuando una acción prescrita por la autoridad es injusta, es mejor cumplirla que hacer tambalear las bases de la autoridad. Hobbes afirmaba ulteriormente que semejante acción no puede atribuirse en manera alguna a la persona que la ejecuta, sino únicamente a la autoridad que la ordena. Mas los humanistas razonan en favor de la primacía de la conciencia individual en semejantes materias, insistiendo en que, cuando se hallan en conflicto el juicio moral del individuo y la autoridad, ha de pasar aquél por encima de ésta.
" Es muy fácil condenar las acciones de sujetos obedientes, cuando está uno sentado cómodamente en un sillón. Ahora bien, quienes condenan a dichos sujetos los miden conforme al patrón de su propia capacidad de formulación de principios altamente morales. Y este patrón nada de justo tiene. No pocos sujetos, cuando se trata de exponer una opinión, se sienten tan capaces como cualquiera de nosotros en punto a la exigencia moral de negarse a realizar acción alguna contra una víctima indefensa. También ellos saben, en general, qué es lo que habría de hacerse y pueden muy bien exponer sus valores cuando se presenta la ocasión. Pero muy poco tiene todo esto que ver con su comportamiento factual bajo el peso de las circunstancias.
" Si pedimos a alguien que ofrezca un juicio moral sobre lo que constituye el comportamiento más apropiado en semejante situación, verá sin género alguno de duda la desobediencia como la conducta más idónea. Ahora bien, no son los valores las únicas fuerzas que actúan en una situación concreta que está teniendo lugar. No son más que una muy estrecha lista de causas dentro del espectro total de fuerzas que influyen sobre una persona.
" La fuerza ejercida por el sentido moral del individuo es menos efectiva de lo que nos haya podido hacer creer el mito social. Aun cuando es verdad que preceptos como el «No matarás» ocupan un puesto preeminente en el orden moral, no ocupan, no obstante, una posición correspondientemente fuerte dentro de la estructura síquica humana. Bastan unos pocos cambios en las rúbricas de un periódico, una llamada desde el Consejo del destacamento, órdenes que emanan de una persona con charreteras, y ahí tenemos a uno que va a ser conducido a matar con mucha menor dificultad. Incluso las fuerzas que examinamos en un experimento psicológico llegarán muy adelante en su liberar al individuo de los controles morales. Los factores morales pueden ser dejados de lado con una relativa facilidad por una calculada reestructuración del campo social e informativo.
" La desaparición de todo sentido de responsabilidad es la consecuencia de más largo alcance de la sumisión a la autoridad.
" Aun cuando una persona que actúa bajo una autoridad realice acciones que parecen estar en contradicción con las normas generales de la conciencia, sería falso afirmar que pierda su sentido moral. Muy al contrario, adquiere más bien un punto de concentración totalmente diferente. No responde con un sentimiento moral a las acciones que lleva a cabo. Su preocupación moral se desplaza ahora, más bien a la consideración de lo bueno que es vivir conforme a las expectativas que la autoridad se ha forjado respecto de uno mismo. En tiempos de guerra no se pregunta un soldado si es bueno o malo el bombardear una aldehuela: siente más bien orgullo o vergüenza, según la medida de cómo ha llevado a cabo la misión que le ha sido asignada. Otra de las fuerzas sicológicas que actúan en esta situación puede ser designada como «antiantropoformismo». A lo largo de décadas han estudiado los sicólogos la tendencia primitiva que se da entre los hombres de atribuir a objetos o fuerzas inanimadas las cualidades de la especie humana. Una tendencia diametralmente opuesta a la misma, es la de atribuir una cualidad impersonal a fuerzas que son, tanto en su origen como en su ulterior subsistencia, esencialmente humanas. Algunas personas consideran a los sistemas de origen humano cual si existieran por encima y más allá de toda causa humana, más allá de todo control del antojo o del sentimiento humano.
"Ninguna acción posee por si misma una calidad psicológica inmutable. Su significado puede ser alterado colocándolo en contextos diferentes.
" Finalmente, nos encontramos con una característica esencial propia de la situación alemana, que no hemos estudiado aquí, es decir, la pérdida grande de valor por parte de la víctima, ya con anterioridad a la acción que contra la misma se realiza.... Una devaluación sistemática de la víctima nos otorga una medida de justificación psicológica del tratamiento brutal de la víctima, y ha constituido siempre el acompañamiento de matanzas, «pogroms», y guerras.
"... es psicológicamente fácil descargar de uno mismo la responsabilidad cuando no pasa de ser un eslabón intermedio dentro de la cadena de una acción perversa, hallándose alejado de las últimas consecuencias de la acción. El mismo Eichmann se sentía enfermo cuando visitaba los campos de concentración, pero, para participar en un asesinato en masa, no tenía más que sentarse frente a su mesa de trabajo y barajar documentos. Al mismo tiempo el hombre que en el campo de concentración soltaba Cyclon-B en las cámaras de gas podía muy bien justificar su conducta basándose en que a fin de cuentas él no hacía más que seguir órdenes de arriba.
" Nos encontramos de esta manera con una fragmentación del acto humano en su totalidad; no hay persona alguna que decida llevar a cabo un acto malo y ninguna por consiguiente se ve confrontada con sus consecuencias. La persona que asume una responsabilidad total por su acción se ha diluido, simplemente. Es ésta posiblemente la característica más común de un mal socialmente organizado en la sociedad moderna.
" Una persona no consigue abarcar la situación en su totalidad, sino únicamente una pequeña parcela de la misma, y de esta manera es incapaz de actuar sin alguna forma de dirección totalizante. Cede ante la autoridad y al obrar de esta manera queda alienada de sus propias acciones.
" George Orwell captó muy bien la esencia de esta situación cuando escribía:
" En el momento en que escribo estas líneas, seres humanos altamente civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme. No tienen sentimiento alguno de enemistad contra mi como individuo, ni tampoco lo tengo yo contra ellos. Como se dice, no hacen otra cosa que «cumplir con su deber». La mayor parte de ellos, estoy yo plenamente convencido, son personas de buenos sentimientos, cumplidoras de la ley, que jamás soñarían en sus vidas privadas con cometer un asesinato. Por otra parte, si consigue uno de ellos hacerme saltar en pedazos con una bomba bien colocada, no por ello dejará de dormir tranquilamente."
selección M.T.M.

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