« La vida de pareja puede proporcionar el mayor bienestar y el mayor dolor. Por un lado, las emociones más positivas, mar embravecido por el deseo, la atracción o el enamoramiento; mar de plenitud, en el logro de la intimidad; y balsa segura en brazos de cuidados que se perciben como incondicionales. Por otro, las emociones más negativas, los celos, el miedo, la aversión, la hostilidad, la ira, la ansiedad, la desesperación, y los sentimientos más desconsolados de abandono y soledad »

Fuente: F. Lopez Sanchez: La sexualidad y el amor después de los 50 y más.
" La primera de las necesidades en que se subdivide la de necesidad de pertenencia o vinculación es la seguridad emocional. Es sentida
subjetivamente como necesidad de sentirse querido, aceptado, apoyado, acompañado, valorado, protegido, cuidado, etc. La insatisfacción de esta necesidad es vivida como abandono, soledad, marginación, rechazo, aislamiento, inseguridad, miedo, ansiedad, desamparo, etc. El vínculo que satisface esta necesidad es fundamentalmente el del apego, que es el único que, por su propia naturaleza, conlleva la incondicionalidad. Todos necesitamos al menos una figura de apego que nos ofrezca todo eso; pero es mejor que sean varias. Tener, al menos, una figura de apego es una condición imprescindible para el apropiado desarrollo de la infancia y para el bienestar de los adultos y de las personas mayores. Lo ideal es seguir disponiendo del amparo de la familia de origen (incluso poder mantener a sus miembros en el recuerdo, después de muertos) y establecer relaciones recíprocas de apego y cuidados con la pareja.
" Esta función la pueden hacer también en la vejez los hermanos y los hijos si son cuidadores tan eficaces que se perciben como incondicionales. Excepcionalmente puede ofrecer también esta seguridad un amigo o amiga.
" A las personas no les es suficiente con disponer de una o varias figuras de
apego y una familia, sino que tienen también la necesidad de ampliar su mundo de relaciones con los iguales y con la comunidad. El individuo y la
familia nuclear no pueden vivir aislados, incluso les sería casi imposible
sobrevivir en esas condiciones. Necesita una amplia red de relaciones
sociales para no sentirse marginado, aislado socialmente y aburrido. Estas relaciones satisfacen la necesidad de sentirse perteneciendo a un grupo y una comunidad, compartir proyectos, divertirse en común, etc. Se satisface a través de las relaciones con los iguales, los vínculos de amistad y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
" Los amigos y compañeros de edad nos permiten saber quienes somos, cuál
es nuestra identidad de niño, joven, adulto o viejo; comunicarnos con alguien que en ocasiones puede comprendernos y apoyarnos mejor que los familiares. Desde el punto de vista de la sexualidad, la red social y las amistades nos permiten conocer nuevas personas, seducir y ser seducidos y, si fuera el caso, enamorarnos, tener nuevas parejas o una vida sexual y amorosa convencional o no convencional.
" La diferencia más importante con el vínculo del apego es que estas relaciones son voluntarias y siempre exigen reciprocidad, obligándonos a salir de nosotros mismos y tener en cuenta a los demás.
" El riesgo más importante en este caso es el aislamiento social, la falta de
contacto con su grupo de iguales y la carencia de grupos, asociaciones o comunidades que favorezcan el establecimiento de una amplia red de
relaciones sociales. Si es así, se sufre de soledad social, una soledad que las
personas adultas, mayores y viejas soportan mejor que la soledad emocional. Efectivamente, las personas mayores y viejas pueden mantener hasta el final de sus días relaciones de amistad, y eso es deseable, pero no es menos cierto que a medida que se envejece las relaciones de amistad se hacen más selectivas y se puede producir una desvinculación de aquellas personas que son afectivamente menos importantes.

" En las personas de edad, la pareja, si se dispone de ella y las relaciones son adecuadas, se convierte en la pieza fundamental no solo para satisfacer las necesidades sexuales y amorosas, sino también la necesidad de seguridad, gracias a que, en la pareja, pueden desarrollarse dos sistemas: el de apego y el de los cuidados. Estar apegados mutuamente y cuidarse el uno al otro acaba siendo el núcleo sobre el que se asienta el bienestar subjetivo de muchas personas en la vida adulta y la vejez. Por eso, estar solos o haber perdido a la pareja puede arrastrar no solo dificultades para resolver las necesidades sexuales y amorosas, sino también la necesidad de sentirse seguro, protegido, querido y cuidado incondicionalmente.".
selección M. T. M.